lunes, 29 de diciembre de 2014

EL ESPEJO DISTRAÍDO. Poemario de Elsa Bornemann


Canción con sarampión


¡Ay! ¡Qué desesperación!
¡Mi pulpo con sarampión!

Sus tentáculos rosados
aparecieron punteados
con manchitas coloradas,
circulares y ovaladas.

Lo encontré muy afiebrado,
inmóvil y acurrucado
en una esquina del mar.

Elsa Bornemann (1952-2013)



Una de las escritoras más importantes de la Literatura infantil y Juvenil de Latinoamérica.
Nació en Buenos Aires. Fue Profesora en Letras, egresada de la Universidad de Buenos Aires. Ejerció la docencia en todos los niveles, dictó numerosos cursos y conferencias, integró variedad de mesas redondas y jurados. Comenzó a publicar libros libros para niños y adolescentes en los años 70, y su Literatura sigue vigente, siempre recolectando el aprecio de sus lectores que se renuevan generacionalmente. Fue una de las más destacadas escritoras argentinas y recibió por su labor un amplio reconocimiento nacional e internacional. Entre sus numerosos premios se destacan: Lista de Honor del Premio Internacional "Hans Christian Andersen" por Un elefante ocupa mucho espacio, galardón otorgado por IBBY (International Board on Books for Young People) por primera vez para un escritor argentino al considerárselo un ejemplo de literatura con Importancia Internacional (sic); sede Suiza de IBBY, 1976; la Faja de Honor de Sade (Sociedad Argentina de Escritores), 1972, por El espejo distraído; Cuadro de Honor en la selección The White Ravens, Alemania 1988 por El último mago o Bilembambudín; Medalla Alicia Moreau de Justo, Comisión de Reconocimiento Mujeres a Mujeres, 1995, por el conjunto de su obra literaria. Diploma al Mérito del Premio Konex, 1994 y 2004 y Konex de Platino por las décadas 1984-1994 y 1994-2004.
Falleció en Buenos Aires el 24 de mayo de 2013.

domingo, 28 de diciembre de 2014

El espejo distraído (Versicuentos) Elsa Bornemann



Queridos chicos:
En el dormitorio de la casa de mis padres había un espejo. Mejor dicho, hay un espejo, pero a mí me parece que no fuera el mismo de antes. Les voy a contar por qué: cuando yo era chica y sabía hacer cosas importantes, tales como gastar enteritas las siestas del verano corriendo tras las mariposas o dibujando con tiza en las paredes, ese espejo jugaba conmigo. Sí. Como lo oyen: jugaba conmigo. Yo me paraba frente a él y ya no estaba sola. Desde su luna brillante y ovalada me sonreía una nena muy parecida a mí que, tocándome la cabeza con una varita, lograba convertirme en dragón, humo o astronauta... Algunas veces, como era un espejo bastante distraído, me reflejaba de manera muy cómica... (Sin mi flequillo por ejemplo, o con un moño de más). Pero yo crecí, me vine grande... y mi espejo también. Por eso, aunque a veces —cuando nadie nos mira— lo visito y le hablo, él bosteza aburrido...y ya no sabe jugar.

Elsa Bornemann (o Elsy)

Del libro Dragón, de Gustavo Roldán.



Rompecabezas de Dragón

Un dragón ama los rompecabezas. Inventa los más difíciles y después trata de armarlos. Durante muchísimo tiempo va poniendo cuidadosamente las piezas en su lugar. Pero nunca lo consigue.

Armar un rompecabezas significa terminar con el encanto del juego. Entonces lo mejor es equivocarse, poner una pieza donde no corresponde y seguir jugando, seguro de no ganar.

Por eso un dragón está siempre contento cuando trata de armar un rompecabezas.


(Texto del libro Dragón, de Gustavo Roldán, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1997)
Ilustración: ©Kara-Anne Fraser

Dragón. Gustavo Roldán y Luis Scafati



Tiempo de Dragón

¿Cómo pasa el tiempo para un dragón? Nadie lo sabe, salvo los dragones, que jamás hablan de eso.

Si se supiera, seguramente habría menos dudas en el mundo.

Pero los dragones no lo dicen. ¿Por qué habrían de decirlo?

A los dragones les gustan los secretos, y éste, tal vez, sea uno de sus grandes secretos. Además no les gusta que se hable de ellos. Prefieren ocuparse de las cosas de dragones y dejar que los demás se ocupen de lo que tengan ganas.

Muchos dicen que los dragones desconocen el tiempo. O que no les importa. Que sólo viven con intensidad un presente que nunca se acaba. El ayer ya pasó y el mañana es una invención de algo que no existe. Ningún dragón cree en el mañana.

Eso dicen los que conocen algo del tema, pero nadie lo sabe con seguridad. Tal vez sí, tal vez no.

La única manera de salir de la duda sería preguntarle a un dragón. Pero es difícil que quiera contestar.

Gustavo Roldán. Del libro Dragón, ilustrado por Luis Scafati. (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1997)



Bendición de Dragón

Que las lluvias que te mojen sean suaves y cálidas.
Que el viento llegue lleno del perfume de las flores.
Que los ríos te sean propicios y corran para el lado que quieras navegar.
Que las nubes cubran el sol cuando estés solo en el desierto.
Que los desiertos se llenen de árboles cuando los quieras atravesar. O que encuentres esas plantas mágicas que guardan en su raíz el agua que hace falta.
Que el frío y la nieve lleguen cuando estés en una cueva tibia.
Qué nunca te falte el fuego.
Que nunca te falte el agua.
Que nunca te falte el amor.
Tal vez el fuego se pueda prender.
Tal vez el agua pueda caer del cielo.
Si te falta el amor, no hay agua ni fuego que alcancen para seguir viviendo.